El crédito de esta traducción es para mi buen amigo, Jose Antonio Brenes Alvarado
Esta pieza apareció originalmente, en inglés, en The Tico Times
TENGA EN CUENTA QUE ESTE ARTÍCULO ES UNA SEMANA ANTIGUA. Pronto publicaré una actualización pero, en resumen, la mayoría de las carreteras están ahora abiertas, al igual que la mayoría de las empresas. Los desafíos continúan, pero todos nosotros, y el Distrito, estamos mejorando cada día.
Temprano en la mañana del pasado jueves, mi insomnio y yo navegábamos por la red. Una historia en particular llamó mi atención. Se trataba de una tormenta en el Caribe que eventualmente se convertiría en un huracán. La versión de huracán ya tenía su nombre reservado: Nate.
Cuando confirmé que Nate no iba a afectar a Houston y a nuestros amigos y familiares que seguían recuperándose del huracán Harvey, seguí adelante. Más tarde ese mismo día, uno de mis amigos, en lo alto de una montaña en Costa Rica, advirtió que pronto experimentaríamos lluvias torrenciales, probablemente acompañadas de deslizamientos de tierra, cortes de electricidad y caos relacionado.
“Eso no puede ser correcto”, pensé. “Nate se convertirá en un huracán en el Caribe. Estamos en lo alto de una montaña en el lado occidental de Costa Rica. ¿Por qué sufriríamos acá de lluvias torrenciales?”
Las horas progresaron, y la lluvia entró – de lado. A 40 a 50 kilómetros por hora. Por casi dos días.
Antes de que fallara mi conexión de internet, aprendí un poco sobre los fenómenos meteorológicos llamados temporales a través de enlaces que mi amigo, un biólogo local, me envió. Estos enlaces mostraban grandes cantidades de viento y precipitación que eran absorbidos desde el Pacífico por la depresión, que ahora estaba en la costa este de Nicaragua.
Todos nosotros, en lo alto de nuestra pequeña montaña, estábamos atrapados en medio. Ya había estado lloviendo durante tres semanas seguidas. El suelo estaba completamente mojado y suave. Cada nueva caída se escurría, y luego nuestro pequeño temporal agregó otras 20 o 25 pulgadas de lluvia a la mezcla.
Los efectos comenzaron en la madrugada del viernes por la mañana. Cuando se fue la electricidad, el agua y las telecomunicaciones, comenzaron los deslizamientos.
Cuando amaneció el viernes, la falta de servicios se vio agravada por la lluvia que se acumuló dentro del lado oeste de la casa. Pusimos cada toalla disponible en acción, pero perdimos lentamente la pelea. Los techos están destinados a resistir la lluvia desde arriba. Las paredes, los marcos de las ventanas y las puertas aquí no son capaces de repeler la lluvia que llega de lado a 50 kilómetros por hora.
Los informes comenzaron a filtrarse, pero con la mayoría de las utilidades caídas, provenían más de rumores que de hechos. La mayoría de las noticias provenían del cajero y algunas otras personas que deambulaban por el único negocio de la ciudad con electricidad (una tienda de comestibles con un generador). Se rumoreaba que el área de Monteverde estaba aislada del resto del mundo, por los derrumbes y caída de puentes. Solo hay unas pocas rutas por la montaña hasta el Distrito de Monte Verde, y gran parte de este sistema de carreteras implica caminos de tierra que son desafiantes incluso cuando está seco y soleado.
Las personas en la zona comenzaron a buscar frenéticamente la mañana del viernes, información sobre amigos y familiares que podrían estar en riesgo. Gran parte de Monteverde en sí, que contiene la comunidad cuáquera, se asienta a lo largo de una línea de cresta que mira hacia el Valle de San Luis, que se encuentra bien abajo. Como colectivamente descubrimos, un gran deslizamiento de tierra había cerrado la carretera principal a la comunidad de Monteverde desde Santa Elena y Cerro Plano. Otro deslizamiento de tierra en la ruta hacia el valle de San Luis había cortado el otro camino alterno para entrar o salir de Monteverde, y otros derrumbes también habían atrapado a todas las personas que se encontraban dentro del valle de San Luis.
A medida que el viernes surreal avanzaba, cada vez más piezas de la historia comenzaban a encajar, debido en parte al gran trabajo de Radio Zona Alta Monteverde. Además del deslizamiento de tierra, la carretera principal a Monteverde propiamente dicho, también había sido arrasada por un arroyo convertido en río. Además, se temía que los pozos y presas ubicadas en la parte más alta de las montañas estuvieran a punto de desbordar, lo que podría luego destruir la mayor parte de las zonas de abajo, incluyendo Monteverde y San Luis. Muchas personas estaban preocupadas por los adultos mayores y las personas con algún tipo de discapacidad que podrían necesitar atención médica, o al menos agua potable. A todos se les aconsejó que se mantuvieran alejados del sitio del deslizamiento de tierra y de la parte destruida por el nuevo río para que no fueran víctimas de otro derrumbe.
La electricidad comenzó a regresar a gran parte de la zona el sábado. Nuestro equipo local de bomberos estableció una línea para sacar a aquellos que necesitaban salir de Monteverde. Con el retorno de la electricidad, también empezaron a funcionar la gran mayoría de líneas telefónicas en la zona. Pronto quedó claro que el daño en las propiedades y en las carreteras era severo, pero al menos en nuestra área general, no se sufrió pérdida de vidas.
Se comenzó a filtrar el rumor de que la comunidad cuáquera se estaba reuniendo regularmente, compartiendo recursos e información. Cuando el servicio telefónico y el Internet regresaron al menos en parte a Monteverde el sábado por la noche y el domingo, varios residentes comentaron que sienten que es una suerte formar parte de la comunidad mejor organizada, abastecida y más resistente de la zona. Estoy de acuerdo y también creo que esta descripción se ajusta a la comunidad en general dentro y alrededor del distrito.
Estoy escribiendo esto el lunes. Afortunadamente, hemos recibido una leve lluvia sin consecuencias en los últimos días. Muchos de los deslizamientos de tierra en las carreteras han sido limpiados. Los negocios ya abrieron y volvieron a la normalidad. Al menos una ruta por la montaña está abierta, ruta 605, y los camiones vienen con combustible y comida.
Con el uso de equipos de gran tamaño proporcionados por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), el deslizamiento de tierra que separa Monteverde del mundo ha sido despejado. El abismo creado por el nuevo camino fluvial permanece, pero esta mañana, otras personas y yo, descubrimos que existe un sendero complicado donde aquellos que no tenemos miedo al barro y los escombros pueden cruzar el río. No es lo que se podría llamar seguro. Requiere, para usar una expresión local, un MacGyver.
Los rumores abundan sobre la construcción de un Puente Bailey a lo largo de dicho espacio. Con mucho gusto cruzaré ese puente en particular cuando exista, pero seguiré usando mis botas de barro por si acaso el sendero sigue siendo la opción principal. Nuestros hijos, que asisten a la Escuela Cuáquera, no están ocultando la esperanza de que tome al menos unas pocas semanas, ojalá hasta un año, para construir un puente.
Los habitantes de esta región y toda la costa occidental de Costa Rica tardarán bastante en recuperar su equilibrio físico y financiero. Octubre es generalmente el peor mes para el turismo en nuestra área, ya que no muchos se interesan por recibir dosis diarias de lluvia. Con el acceso a Monteverde bloqueado por un tiempo, la joya del negocio de ecoturismo en la zona, la Reserva del Bosque Nuboso de Monteverde, está cerrada. Muchas otras empresas y atracciones turísticas en la zona mayor también están dañadas o inaccesibles. Este problema se extiende más allá del dinero del turismo, ya que también afecta a maestros, agricultores, trabajadores de la Fábrica de Quesos y casi todos en la zona.
Cuando dejamos la costa del Golfo de los Estados Unidos hace más de dos años, pensé que ya había superado las épocas donde los huracanes y las tormentas tropicales ponían mi vida patas arriba. Resulta que 1,500 metros de elevación no son lo suficientemente altos. Sin embargo, mi desilusión en la Madre Naturaleza está más que compensada por el hecho de que mi familia y yo somos afortunados de estar una vez más rodeados de personas maravillosas, ingeniosas y amigables.
Mi familia y yo nos mudamos al distrito de Monte Verde en 2015. Tomo descansos al trabajar en mi novela publicando blogs en mi sitio web y se puede contactar a: marshall@marshall-cobb.com