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La Danza del Transito — en español

Este artículo fue publicado originalmente en Q Costa Rica News en inglés. La versión traducida se encuentra debajo del enlace / foto.

The Transito Dance!

En octubre de 1989 me encontré silbando, manejando un ciclomotor por un camino oscuro. Mi buen amigo y compañero de dormitorio de la universidad estaba sentado detrás de mí, clavando sus dedos en mis costillas, quejándose por el humo que provenía de la evidente fuga de gas.

Habíamos encontrado esta reliquia en una venta de garaje, organizada por la familia de un amigo local. El dinero no cambió de manos: la familia estaba agradecida de que alguien estuviera dispuesto a llevársela. Nuestro tesoro era realmente más una bicicleta que un ciclomotor, y presentaba las peores características de cada uno.

Mis esfuerzos por ignorar el agarre de muerte de mi amigo fueron interrumpidos por el resplandor de los faros en el espejo, en su mayoría roto, encaramado en el manillar. Estábamos muy lejos de nuestro apartamento compartido en el lado noroeste de Austin. Me sentí incómodo que las luces dieran la apariencia de haber salido de la nada.

Unos momentos después quedé cegado por un fuerte foco de una patrulla del Departamento de Policía de Austin que estaba ahora a un lado nuestro. Al parecer, había pasado la patrulla, que había estado esperando a un temerario (uno de los pocos delitos que el ciclomotor no era capaz de cometer). Las luces intermitentes rojas y azules parecían pacíficas en el aire lleno de humo, y me sentí sorprendentemente tranquilo, hasta que el altavoz montado encima del cruicer crepitó a la vida.

“Saca ese trozo de basura de mis calles. ¡Ahora!”

Había hecho muchas cosas estúpidas hasta ese punto de mi vida, pero en ese momento en particular ignoré el impulso de argumentar que las calles pertenecían a todos nosotros, y en vez me detuve en la acera. Mi amigo y yo vimos como la patrulla desapareció en la oscuridad, que pronto nos envolvió de nuevo ya que las luces del ciclomotor no presentaban las mejores condiciones que la mufla, el carburador o los frenos.

A menudo pienso en esa noche cuando veo a la Policía de Tránsito operando en nuestra zona. Muchas de las motos y cuadras que son multadas por Tránsitos comparten rasgos con mi ciclomotor libre: rotos, ruidosos; las bestias que se deberían haber retirado ya hace mucho tiempo. Los conductores sin licencia, y sin seguro tienen muchas cosas en común con mi yo de 1989 también.

Por lo tanto, es fácil para mí simpatizar con la difícil situación de aquellos que son atrapados por Tránsitos, hasta que aprecio lo tranquilo y pacífico que se vuelven las calles cuando Transito está en la zona . El tráfico de automóviles se convierte en peatones y ciclistas. Los taxis piratas desaparecen en cualquier rincón oscuro de donde venían, y el canto de pájaros reemplaza a un motor sin mufla como el canto de la calle.

El cambio es rápido, y comienza siempre antes de que llegue el Tránsito. Aquellos que han visto la película “Black Hawk Down” recordarán cómo los exploradores somalíes se alzaron en los tejados, lejos de la acción, llamaron a los malos y levantaron sus teléfonos para hacerles saber que el Ejército de los EE. UU. estaba entrando. Los Tránsitos tienen una variación de este mismo desafío cuando intentan desplazarse por la montaña. Muchas de las personas que ven a los Tránsitos pasar por las pocas rutas disponibles en la montaña inmediatamente advierten a sus amigos en el distrito de Monte Verde a través de textos transmitidos a alguno de los distintos grupos de WhatsApp o Facebook dedicados a este esfuerzo.

Este juego entre los Tránsitos y la porción sin licencia / no asegurada / no inspeccionada de la población, por lo tanto, parecería estar irremediablemente inclinado en favor de los delincuentes. Lo que funciona contra los delincuentes es el hecho de que sólo hay una carretera principal que conecta la mayor parte de la extensión Santa Elena / Cerro Plano / Monteverde. Los Tránsitos son muy conscientes de este hecho cuando se establecen justo en el centro de la zona, a menudo usando la camioneta que pertenece a la policía local para camuflar aún más su presencia.
Los conductores con trabajos a menudo tendrán la oportunidad de cruzar la ciudad antes de que los Tránsitos lleguen por la mañana y probablemente pueden contar con el hecho de que los Tránsitos se habrán ido para cuando salgan del trabajo y regresan a casa. El personal de Tránsito no parece disfrutar trabajar en la oscuridad, o bajo la lluvia.

Sí, hay un autobús público que recorre este mismo tramo, pero aquellos que inician temprano su día de trabajo por lo general reciben la alerta de los Tránsitos demasiado tarde para tomar este autobús. Aquellos que eligen aceptar la larga espera para que el autobús pase por el centro del pueblo, llegan tarde al trabajo (un resultado que eventualmente podría concluir en la pérdida del trabajo). Además, muchos de los trabajadores que tratan de atravesar la zona viven lejos de la ruta del autobús público o trabajan para un empleador bastante alejado de la carretera principal. Nota: en el otoño de 2015, el servicio fue suspendido por varios días cuando Tránsitos detuvo el autobús público y encontró que el conductor no tenía la licencia apropiada.

Hay muchos otros que ni pueden permitirse el riesgo, las multas o la pérdida potencial de su vehículo. La presencia de Tránsitos en la zona, por lo tanto, tiene un efecto paralizante sobre los trabajadores y el trabajo en la zona. En muchas ocasiones durante los últimos dos años he recibido un texto de algún trabajador disculpándose que no va a poder venir como acordado ya que estaba atrapado en casa a causa del Tránsito.

Por muy fácil que sea comprender y apoyar a estas personas, e ir en contra de los Tránsitos, sigue siendo igualmente cierto que vivir, caminar y conducir es mucho mejor cuando los vehículos problemáticos están fuera de las calles. Además del ruido y la congestión, algunos de los peores conductores en la zona son aparentemente parte del grupo que desaparece cuando el Transito está alrededor. Las maniobras sobre una rueda extendidas por la carretera principal o los intentos de dar vuelta a una esquina a 6G no son para nada atractivos cuando una multa está esperando alrededor de la esquina.

Hay un beneficio adicional de que los buses turísticos, manejados por conductores excesivamente agresivos y que no se despegan de sus teléfonos móviles, que se pueden encontrar por toda Costa Rica, también se comportan mejor cuando un Transito está en la zona. En el peor de los casos, cuando los buses o busetas han dejado a los turistas / testigos, y andan vacías, el conductor disfruta cortar en frente de los peatones tan de cerca que hay que quitarse rápidamente para que no le pase por encima. Cualquier objeción a menudo se topa con una respuesta de un grito instándole a que vuelva a su propio país, algo que claramente el conductor cuyo trabajo depende del turismo no ha pensado cuidadosamente.

Por último, hay un elemento más a considerar en la relación amor / odio con Tránsitos: el salario diario promedio en Costa Rica frente a los costos de compra, aseguramiento y mantenimiento de un vehículo. Un vistazo rápido a la escala de salario mínimo aquí en Costa Rica revela rápidamente los desafíos.
¿Cómo un jardinero que gana ¢ 10,000 colones (menos de US $ 20) al día va a pagar un carro bueno, confiable, o bien una moto o un cuadra – sobre todo con el gas que está a unos 600 Colones por litro (un poco más de $4,00 US el galón con los tipos de cambio actuales)?

Si bien se trata de un escenario de salario mínimo, ante la particularidad en el distrito de Monte Verde, centrado en el turismo, la mayor parte de los empleos disponibles son puestos de baja remuneración, que suelen desaparecer en el corazón de la estación de lluvias cuando los turistas son escasos.

Y así, sin una respuesta fácil a la vista, seguimos encontrándonos abrazando, o al menos aceptando, la danza del Transito.

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